7 Feb, 2008
por la autofinanciación de la iglesia.
Es necesario abrir el debate sobre la financiación de la iglesia, que deberia autofinanciarse con las cuotas de los feligreses que libremente decidan contribuir a su mantenimiento, y, de una vez por todas, destinar el dinero público a mantener ´"la cosa pública", que falta nos hace.
Considero la religión como un sistema de creencias que entra en la esfera de lo Ãntimo y privado. Desde ese punto de vista nada que objetar a los miles de trabajadores y trabajadoras que creen en una determinada religión (sea la que sea). Sin embargo, cuando las creencias personales entran en contradicción con los intereses de la mayorÃa, debemos intervenir con inmediatez, porque en este paÃs hay más trabajadores y trabajadoras que católicos y musulmanes, que por cierto, muchos tambié son trabajadores, y por tanto, con pleno respeto a las creencias de cada uno, los intereses que debemos anteponer a los religiosos son los de la mayorÃa social.
Y parece ser que para la jerarquÃa nacional-catolicista de la conferencia episcopal, y la derecha de este paÃs, el respeto a la religión, no basta, sino que además quieren imponer como siempre han hecho, unos valores homófobos, misóginos y racistas, que se acompañan de polÃticas contrarias a los intereses de la clase trabajadora.
Sin entrar en detalles, los obispos se han lanzado a una espiral de atentados contra la clase trabajadora, no para reclamar derecho a la libertad de religión (que lo tienen), sino para prohibir y censurar los derechos de todos los demás.
Pero el mayor atentado a nuestros intereses de clase sigue siendo que esa iglesia retrógrada sigue gestionando más de 5.600 millones de euros según estimaciones de los ministerios de educación y de economÃa y hacienda. Dicho importe es el más alto recibido por la iglesia romana en la historia, y por supuesto el mayor ingreso de la Iglesia en Europa. Hospitales, escuelas, guarderÃas, orfanatos y otros centros sociales y sanitarios están en manos de esta Iglesia están siendo gestionados por la iglesia con fondos públicos que también salen del bolsillo de los que no creemos en esa iglesia.
En un momento como el actual en el que nos hace falta inversiones en infraestructuras, en colegios, o en residencias para la tercera edad, serÃa lógico pensar que el Estado recuperara esa cantidad de dinero para crear todos esos recursos que nuestra sociedad necesita, y que repercutirÃa favorablemente en todos los ciudadanos (agnósticos, ateos, o creyentes).
Por tanto, creo que es necesario abrir el debate sobre la financiación de la iglesia, que deberia autofinanciarse con las cuotas de los feligreses que libremente decidan contribuir a su mantenimiento, y, de una vez por todas, destinar el dinero público a mantener ´"la cosa pública", que falta nos hace.
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