5 Nov, 2006
Se han creado las bases para la reedición de un gobierno tripartito en la Generalitat de Catalunya. Razonable. Cuando se hace una apuesta hay que mantenerla hasta el final, hasta sus últimas consecuencias. Y más si el electorado concede una segunda oportunidad. Por eso conviene que los cimientos del nuevo tripartito sean más profundos y estables que en la etapa anterior. Si no es asÃ, las presiones esta vez externas volverán a hacer irrespirable el ambiente. Es necesario que funcione porque muchos son los que quieren su mal y otros tantos los que desconfÃan de su solidez y capacidad de liderazgo a tenor de la primera experiencia.
Es fundamental que no se cometan los errores conocidos si no se quiere engordar el saco de votos del Partido Popular en España o incluso el de este experimento de futuro incierto que se llama Ciutadans. Las crÃticas arreciaran si no se afrontan adecuadamente los principales retos del paÃs en clave de infraestructuras; si no es capaz de resolver sus divergencias internas con discreción y profesionalidad polÃtica; si no se priorizan las polÃticas sociales por encima de las puramente identitarias. Dicen que la versión 1.0 del tripartito se saturó de nación porque estaba programado para enfrentarse a un gobierno del Partido Popular contrario a Catalunya. Puede ser. Pero la verdad es que en la Moncloa reside un presidente que tiene una idea de España un tanto diferente de lo que estábamos acostumbrados. Un presidente que ha cambiado el mesetarismo autista por el diálogo territorial. Ya sea por voluntad o por necesidad José LuÃs RodrÃguez Zapatero ha iniciado un camino de reformas que modificará, sin duda, el mapa competencial del Estado de las autonomÃas. Empezó Catalunya pero han seguido las demás, algunas gobernadas por el Partido Popular. Por eso, aunque no sólo por eso, conviene que este gobierno que está a punto de nacer, genere la máxima estabilidad y confianza polÃticas. Si no es asÃ, lo pagaremos caro en Catalunya y de paso se producirán efectos colaterales en las espaldas del PSOE.
En todo caso este tripartito 2.0 no lo tiene fácil. El Partido Popular se lanzará al galope a lomos de la COPE, El Mundo y La Razón al grito de se rompe España y lo hace uno de Córdoba; Convergencia i Unió que se encuentra en estado de shock, se revolverá desde la oposición para hurgar en las contradicciones identitarias del nuevo gobierno y, por su parte, los poderes económicos no dejaran de provocar alarma al menor atisbo de indefinición en relación a las infraestructuras como el Cuarto cinturón o la lÃnea de alta tensión.
En todo caso, y si esta nueva probatura sale bien, el tripartito se consolidará y dará sus frutos. Si es asÃ, podrÃan ponerse a modificar la Ley electoral de Catalunya. Somos los únicos que no disponemos de una propia y adecuada a nuestra realidad demográfica. Somos los únicos que tenemos un paÃs electoralmente imposible. Somos los únicos que siempre tenemos que recurrir a esta Ley para explicar los resultados electorales. Muchas gracias por adelantado.
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